miércoles, 16 de noviembre de 2016

Santíbañez (jamón de mono)

 El viento sopla enfurecido
 viene del oeste, de la sierra de Francia
 y los pilla bajando por el prado
 camino del río, de su puente,
 se acurrucan uno contra otro
 mientras caminan, y comprenden,
 cuando por fin se sientan en el pretil,
 que, en realidad,
 nadie sabe nunca
 que nos deparará el destino
 y se miran a los ojos
 sintiendo próxima la despedida
 y observan el fluir de la corriente
 y callan...
 Se cogen de la mano
 hablan del futuro,
 separados, cada uno en su sitio,
 bolígrafo o pincel, qué más da
 pero solos, dolorosamente solos,
 y el aullido del lobo, ese viejo lobo solitario
 dueño de las noches de la sierra
 se abre paso
 como un rayo
 y me despierta.

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